VALENTÍA - LA FORTALEZA INCÓMODA
En 2004, Christopher Peterson y Martin Seligman publican su emblemático libro
“Character Strengths and Virtues, A Handbook and Classification”,
manual que identifica las 24 fortalezas y seis virtudes universales. Cuando digo que son universales, quiero decir que estas fortalezas son ubicuas
independiente de nuestro contexto cultural, religioso o geográfico.
En lo personal, me
encanta el estudio, trabajar con y apreciar de las fortalezas de carácter.
He visto como cultivarlas
nos hace más felices, efectivos y exitosos. Igualmente, he visto como el ignorarlas lleva
a la frustración y una sensación de insatisfacción. Asimismo, he observado que el arte de
descubrirlas es motivo de entretención, pero también sinónimo de efectividad en
aquellos equipos, familias y otros grupos que buscan mejorar y desarrollar la
comunicación y entendimiento entre ellos.
Cuando reviso la
lista de las 24 fortalezas, casi todos conducen al sentirse bien. Todos disfrutamos la gratitud, reírnos o
practicar la amabilidad. ¿Quién no
podría sentirse bien amando o siendo amado?
Para aquellas personas como yo que disfrutamos aprender y somos
curiosos, ¿Quién no ha sentido aquella sensación de bienestar cuando aprendemos
algo nuevo o incorporamos nueva información?
¿Pero qué hay del
coraje y el valor?
“Quisiera ser más
valiente”, dice un amigo. “De todas las
fortalezas, esta es la que más siento me falta y debería trabajar.”
Me imagino que es
una sensación bastante extendida en las personas.
Las imágenes de
valentía y coraje que más comúnmente nos vienen a la mente son aquellas del
bombero entrando en un edificio en llamas para salvar alguna vida; el soldado luchando por nuestra seguridad, o
alguna persona combatiendo una enfermedad terrible. El hecho es que usamos TODAS nuestras
fortalezas en mayor o menor grado, incluyendo el coraje y la valentía. El tema es que no siempre lo reconocemos.
A medida que
reflexiono sobre nuestras fortalezas, y en particular la valentía, me pregunto
si tendemos a confundir la valentía y el coraje con no tener miedo. Generalmente nos decimos cosas como “No
siento que fui valiente, estaba aterrado.”
Aun así, cuando consideramos el valor –una mezcla de valentía, bravura y
coraje – hay abundantes citas que nos dicen que esta fortaleza va de la mano
con el miedo.
Mark Twain nos dice
“El coraje es la resistencia al miedo, la maestría del miedo – no la ausencia
del miedo.”
El VIA define la
virtud del coraje como “fortalezas
emocionales que involucran el uso de la voluntad para alcanzar objetivos ante
retos externos o internos”, y contiene las fortalezas de valentía,
honestidad, perseverancia y entusiasmo.
La fortaleza de la
valentía se describe como “no achicarse
frente a una amenaza, desafío, dificultad o dolor; sacar la voz por aquello que
es correcto aunque haya oposición: actuar con consecuencia aunque aquello sea
impopular, e incluye la esfuerzo físico aunque no está limitada a esta”.
Mientras leo estas
palabras, me doy cuenta que no son precisamente sinónimas a la felicidad o
sentirse bien. ¿A quién le gusta sentir
dolor, sentirse amenazado o en dificultad?
¿A quien le gusta enfrentarse a un opositor? ¿Quién escoge sentirse indeciso, inseguro o
vulnerable? Yo definitivamente no, y aun
así, una de mis fortalezas principales es la valentía.
A diferencia de las
otras fortalezas que nos generan felicidad al momento de utilizarlas, la
valentía es una fortaleza que se percibe mejor en retrospectiva.
Si revisitamos
aquellos momentos de miedo, aquellos momentos donde casi se nos olvida
respirar, o que soñamos días o incluso semanas de antemano en su preparación, o
inclusive donde temblábamos aterrados sin poder movernos, se siente bien el
haber superado aquello y haber logrado nuestro cometido. A lo mejor vencimos alguna enfermedad,
superamos la perdida de algún ser querido y ahora miramos hacia atrás y nos
damos cuenta como hemos crecido, o como simplemente fuimos paso a paso a pesar
de la angustia.
Cuando apreciamos
nuestro logro, ese en ESE momento que apreciamos nuestra valentía. Si nos cuesta reparar en nuestra valentía,
preguntémosle a nuestros familiares y amigos si lo ven en nosotros. Quizás a través de sus ojos podemos llegar a
apreciarlo de verdad.
Entonces, querido
lector, lo invito a tomar un momento para retroceder en el tiempo.
Piensa en un
momento que tenías miedo, pero de igual manera hiciste lo que tenías que
hacer. Piensa en un momento que tu voz
interna decía “esto es demasiado difícil”, pero tomaste el desafío
igualmente. Obsérvate con amabilidad, o
pide que alguien cercano te relate la situación, porque en esos momentos seguramente
fuiste tu mejor versión de ti mismo(a).
Si era difícil y actuaste igualmente, ese eras TU demostrando
valentía. Si tomaste el desafío no solo
con valentía, honestidad, determinación, pero además con energía y vigor, pues
estabas desplegando tu coraje.
Y quizás, si no lo
logras reconocer, ¡puede que sea tu fortaleza de humildad saliendo al frente!
Septiembre '17
Gracias Roberto por invitarnos a tomar consciencia-reconocer la gran fortaleza que es la valentía. Me encantó tu post.
ResponderEliminarSólido!
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